Maddi

Hoy Monterrey se siente raro

Es viernes y hay poca gente en los sitios.

Ya no se si será por la lluvia, lo nublado, lo previo al puente o la nostalgia que se siente en la noche.

Hoy puedo decir que me siento libre.

Porque he abierto el alma, porque me he dejado leer por los ojos de color de otoño que echaba de menos.

Las dos partes nos hemos abierto.

Hemos hablado de decepciones, el pasado, Canadá y España.

Hablamos de cosas directas, de personalidades, paciencia y tiempo.

Se me congela la mano mientras escribo y es porque vine a un café a recordar Madrid.

A recordar las tardes de escritura, de invensión, de llanto,  creatividad y estrés.

Es como ser una figura, no, como ser un humano dentro de una figura de hielo que se derrite.
Yo estoy en el medio, el lado derecho es Madrid, el izquierdo Monterrey.

Y cuando suena la canción de Mome la libertad y la soledad se complementan, se amorfan en un pasado y presente únicos.

Esta tarde se siente rara, por fin es mía.

Tal vez no hay línea cuatro del metro, ni bus, ni la pastelería está a la vuelta de casa, pero este lugar se siente mío.

He traído a Marcela aquí.
A mis amigos.
A los pocos que tienen mi corazón ganado.

Este lugar es raro y es todo mío.

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