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Extraños y mentiras.

El grupo de chicos británicos en la mesa de al lado se ríen mientras hablan de como van las cosas en casa. Una pareja de amigos se saludan en la calle mientras los observo envidiosa. La voz de Ed Sheeran me canta la historia de un chico que recoje las cosas de una persona muerta. Es fin de semana y más que nunca extraño las risas de casa. Necesito volver a despertarme en mi habitación azul, esa que está llena de posters de anime y peluches de todos tamaños y formas. Uno supone que luego de pocos meses viviendo en un país nuevo te acostumbras a las cosas nuevas, pero no siempre es así. Y recuerdas las promesas de hace meses: "salgamos" "cuando quieras" "para eso estamos" "tomemos un café" "quedemos" "una cena" "un Starbucks" todo eran sonrisas, palabras actuadas, repetidas, huecas.  Todo eran saludos, preguntas del día, invitaciones que nunca se concretaron. Y no los necesitas, lo sabes, ¿quiene...
Y te veo, aunque está oscuro y son las cuatro de la mañana. Sí, hasta de noche veo a colores. Y tus ojos son lunas menguantes que me atrapan mirándote. Y tu olor a caramelo y tu corazón que corre desbocado. Perdona: olvidé besar. Niños, eso fuimos, dos niños pensando probar a besar; si o no. Urgencia, ansiedad y mis noches en vela imaginando como sería besarte, abrazarte por las noches, sentir tu cuerpecito frío; contra el mío que emana fuego. Tus labios fueron como morder un gajo de naranja: suaves, gruesos, dulces. Y el sonido de nuestras bocas igual a cuando pruebo el jugo de la naranja. Tu cintura y jugueteos y risas y más miradas. Las seis de la mañana. Ilusiones que se apagan. Ojos que se cierran. Y dos cuerpos  intentando dormir.

8 de Febrero

Jardines Si quisiera, me abriría el pecho y me sacaría los girasoles que tengo por corazón. Te los daría porque los mereces, no porque espere algo de ti. Sí, te daría mis girasoles y el narciso que llevo oculto en mi costilla izquierda. También los tulipanes que lloro cuando estoy alegre, pues cuando estoy triste lloro gardenias. Así que por favor, quédate con ellos, de todas formas, cuando te mire: volverán a crecer.          *** Contemos las e   s             t r e             l l a s * Y las sonrisas que nos damos. Los besos abrazados. Las noches sin luna                                y las tardes en el jardín. Cantemos a los girasoles, plant...