Espumas y ríos de estrella

 A veces no puedo evitarlo. Se me olvida que sufro de ansiedad. 

La vida se siente tan tranquila, tan buena. Todos los colores los puedo probar, escuchar. 

El rosa me sabe a mar y el azul a algodón de azúcar. 

Mis noches ya no se definen por el insomnio y mis días ya no se sienten como algo con lo que tengo que cargar. 

No me interesa, ni me importa, decir que mi vida ha cambiado porque llegaste a ella, porque se que eso no me hace dependiente ni mucho menos adicta a ti. No, en realidad, mi vida estaba bien, iba sanando, regando manchas de sangre en el camino, pero sanando. 

Sané en modo físico, dejando ir los kilos de tristeza, soledad, nostalgia y dolor que me había comido. 

Sané en mis emociones, me di cuenta de lo que valgo, que no me merezco nada que no sea lo mejor. Que los amigos que merecen estar en mi vida son los que no huyen al mínimo problema y que los amantes que tuviesen la suerte de llegar a mi vida sería por que yo lo permití, no porque me echaron las puertas del corazón abajo con golpes, para poder acomodarse donde no cabían. 

Incluso sané, en alejarme del efecto placebo que me daban las pastillas mágicas, aquellas con las que mi cuerpo ya no mejoraba ni sentía nada. 

Así que aunque corto, si es que un año y cuatro meses podía contarse como corto, me encontraba en el camino de mi felicidad y el amor que me tengo con locura o procuro tenerme. 

Y aún así, con el camino sanado, con el corto año y meses que mis heridas llevan sanando y con todo y que llegaste para cuidarme el corazón como nadie nunca lo había hecho...no puedo evitar sentir ansiedad.

A mucho. 

A todo. 

A perderte. 

A que tu corazón se pose en alguien mas, que tu cuerpo ya no desee el mío o que el calor de mi mar no sea suficiente para tu espuma. 

Me da miedo que nuestros cuerpos juntos al dormir no te embonen una noche y que a la mañana siguiente me digas a los ojos que ya no me quieres más. 

Me asusta que alguien mejor, mas guapa, aparezca y te emocione, que te seduzca, que te embruje con palabras y un par de tetas mejores que las mías y que me revienten la burbuja de amor a la que me habías dejado entrar. 

Me invade la ansiedad al pensar en equivocarme, no ser suficiente, no ser guapa, no tener aspiraciones, no ser intrépida, no ser muchas cosas que no soy. 

Pero, ¿sabes?, aún así, con esos miedos irracionales, con esa estática de radio jodiéndome durante un minuto, una noche, un día a la semana o cuando no puedo controlarlo, aún así. Todos los días despierto y recuerdo que por magia, el destino e internet, llegaste tú. 

Con tus galaxias, los abrazos de años luz, con los ojos de nebulosa que me hacen viajar a otras vidas a otros momentos a otros instantes. En los que al igual que aquel día, caminábamos lado a lado; sin tocarnos, sin mirarnos mucho tiempo a los ojos y sin besarnos. Me recuerda a cuando en ese barco te fuiste, por testarudo, porque tu lo habías construido y no ibas a permitir dejarlo; a cuando bailamos en aquel punto muerto, entre la tierra y el cielo y me dijiste, muy serio, como triste, que la próxima vez tardarías menos en encontrarme; a esas vidas, que no las tengo presentes, en las que sé que nos vimos, tal vez con otros, tal vez no siendo uno, pero al final de cuentas, encontrándonos. 

Y así pasa cada día, cada mañana. Porque con cada sonrisa, cada mensaje, cada risa y momento de paciencia. Con cada caricia, beso y cosquillas, con cada te quiero, te amo, me encantas; con la preocupación y tacto amoroso de decirme en lo que puedo mejorar...mi ansiedad se evapora, se va volando, con cada muestra de amor, es menor el ruido de la estática de radio. 

Y sí, estoy enamorada, mucho y aunque tu no lo estés o no estemos en el mismo nivel de amor, soy feliz con eso, porque se que algún día lo lograré, que algún día me ganaré ese amor y estaremos juntos en la punta de una nebulosa de colores. 

Pero, si el caso es el contrario, que flotemos ya juntos entre cuadros de Van Gogh, en las noches estrelladas y por la noche en el rio Sena, te ofreceré la mano en cada salto, en cada viaje, para quedarme en tu vida con todo y que (como dirías tú): "las personas cambian"; lo siento, pero aún así, con el conocimiento de que tu corazón puede cambiar, de que puede mudarse de cuerpo, vida, de persona, de tiempo, de amantes, aún y cuando la emoción y la pasión hacen que escriba desenfrenada y hasta contradiciéndome,  aunque se todo esto, aunque esté machacado y digerido en mi mente a la perfección, paso por paso, mi vida si ha mejorado porque llegaste, no me da miedo admitirlo...y espero se quede así durante mucho tiempo. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un verano

Fragmentos

Confesiones incómodas a Mamá