Ojos
Enciendo la luz del cuarto
de baño y me veo en el espejo.
“Si” pienso. “Desconecto”.
A veces me pasa.
Y a veces me asusta.
Un interruptor se apaga en mi
mente y aislo mi alrededor.
“Si” suspiro.
Cierro los ojos y lo puedo
ver.
Es verano. La puerta de la
cocina está abierta y no se escucha nada. El cielo está despejado, solo un par
de nubes en forma de almohadas se dejan ver. Empiezo a llorar, pero no abro los
ojos.
Puedo verla, ahí sentada.
Lleva unos shorts de mezclilla y una playera color rosa con flores amarillas.
Era cuando tenía el cabello largo, se hacía una cebolla y se la amarraba en lo
alto de su cabeza. Está masticando un chicle o quizás comiendo pepino con tajín;
cortado a lo largo y no en cuadritos, así no le gustaba.
Un sonido me distrae, estoy sollozando;
no abro los ojos.
Me sonríe. Me ofrece fruta y
me siento en frente de ella. Nos reímos, se queja del calor, le digo que amo el
verano, si por mí fuera siempre estaría así. “¡Que bárbara” me dice “no sé cómo
aguantas el calor. Pero si, luego en frío apenas podemos movernos, ¿verdad? Tienes
razón, el calorón está mejor”. Otra vez nos reímos.
No quiero abrir los ojos; no
los abro, escucho mis sollozos y siento mi cara mojada.
Me levanto de la silla
y me acerco. Me da un beso tronado en el
cachete y se ríe bajito. Siempre hacía eso. Yo le restriego el cachete en su
cara, le huelo el cuello, el cabello. Me dice que me quite, que no sea encimosa,
pero me abraza de lado y se ríe.
Abro los ojos.
La realidad me pega como esa
ola que me abrazó en el mar cuando tenía siete años y estuvo a punto de
ahogarme. De nuevo estoy sola; con el naranja de las paredes, el aroma a
palomitas echas por la tarde; el bote de basura lleno y los platos sin lavar.
Apago la luz del cuarto de
baño y cierro la puerta.
Hermosos recuerdos bb.
ResponderBorrarTu papá.
Sigue recordándola así con su sencillez inigualable y ese aspecto que sólo ella tuvo y seguirá teniendo en nuestros corazones. Te quiero nena 😙
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