Un verano
Llevaba algún tiempo escondiéndome.
Esclava de mis miedos, del pasado y de mis problemas.Vivía en una cueva oscura donde las cenizas de mi corazón apenas y eran ya de color naranja. Las juntaba con la pequeña esperanza de que iniciaran un fuego pero nunca pasaba nada.
Hasta que un día o una noche, de la nada, decidí poner un poco de música.
Sintonicé las cenizas de mi corazón para que sonaran las canciones de Taylor Swift.
Sintonicé las cenizas de mi corazón para que sonaran las canciones de Taylor Swift.
Esas canciones que había decidido enterrar aquel día que le vi partir por las escaleras del metro. Canciones que por años ignoré su existencia porque ardía y quemaban los recuerdos.
Cambié la estación a la voz adormilada de Ed Sheeran, recuerdos de un concierto y un vinil azul comprado un verano de 2017.
Cambié la estación a la voz adormilada de Ed Sheeran, recuerdos de un concierto y un vinil azul comprado un verano de 2017.
¿En que momento me habia vuelto tan fría?, ¿cuando decidí dejar de amar como solo yo se hacerlo?, ¿porque pensar que el amor es una mentira solo por aquel incidente?
Si, fueron los meses más hermosos y felices de aquel verano...aún vienen a mi mente los besos, los olores, el coco, los flamingos, los rizos y los besos.
Me llegan las fotografías de la madrugada afuera de un bar, de las camas compartidas, mi sonrisa de estúpida enamorada y las mil y un cosas que hice por eso, por amor.
Pero también están los negativos, peleas, celos, mentiras, promesas rotas, besos vacíos, rechazo, vergüenza. Están todas las cosas que me hicieron meterme en mi cueva y decidir nunca salir otra vez.
Pero hoy, en otro verano cuatro años después, cuando la música lleva sonando ya un rato y yo no dejo de sentir escalofríos en el cuerpo, me levanto y empiezo a quitar poco a poco las piedras que impiden la entrada de la luz a mi cueva.
Pero hoy, en otro verano cuatro años después, cuando la música lleva sonando ya un rato y yo no dejo de sentir escalofríos en el cuerpo, me levanto y empiezo a quitar poco a poco las piedras que impiden la entrada de la luz a mi cueva.
Pero las voy a quitar despacio, a un ritmo engañoso que me haga sentir que voy rápido pero siendo prudente.
Y así tal vez, cuando quite la última piedra, un poco de la yo de aquellos años decida volver.
Volverá para tomarme de la mano y dar el primer paso al cielo nublado de verano, volverá para adentrarse en mi corazón y darme la fuerza suficiente para acercarme y saltar al vacío.
Porque puede ser que por fin, siendo mi propia mitad, no me de tanto miedo saltar al vacío y empezar un nuevo verano...con recuerdos y una persona nueva.
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