Empezando #3: Felicidad

 Los gritos de Feli me iban a dejar sorda. 


—¡No puede ser! 


Yo no paraba de reírme, mis padre iban a matarme por el alboroto pero esa noche valía la pena.


—¡Te dije, te lo dije! —sus risas hacían eco del otro lado de la línea— sabía que iba a pasar, eres una estupida, Lila y tú que tenías miedo...


—Déjame en paz, en serio pensé que me iba a morir


—Me imagino entonces que los planes de irte de la ciudad se cancelan


No, había olvidado decírselo. 


—Bueno, hay algo que no te he dicho 


—Como me digas que van a tener una relación a distancia me tiro de un puente 


—No, no es eso —suspire— es que si me voy a ir de la ciudad, nos vamos a mudar a la capital en un mes.


Silencio. 


Felicidad era mi mejor amiga desde hacía siete años. Nos habíamos conocido en la proyección de un concierto de Kpop. Yo había dejado atrás esa etapa pero Feli seguía al día y manteniéndome al tanto de grupos nuevo que ya no era capaz de reconocer sus caras. Ella juraba que solo había perdido la práctica. 


Habíamos pasado por tantas cosas que a veces no comprendía cómo seguía queriéndome. Y tampoco entendía su sexto sentido para odiar y tener razón sobre lo terribles que habían sido mis relaciones anteriores. 


—¿Un mes? 


—Si


—Sabes que igual no confío en el, ¿verdad? 


—No empieces, Felicidad, ¿tan difícil es que te sientas feliz por mi? 


—Ja, ja, muy graciosa, Lavanda. 


—No estoy bromeando —cruce las piernas encima de mi cama y alcance uno de mis peluches para abrazarlo— se que nunca te equivocas pero, tal vez esta vez tu sexto sentido no acierta. 


—A veces yo también quisiera eso. 


Sentí ganas de llorar, tengo poco tiempo para irme y lo único que Feli podía hacer era llevarme la contraria como siempre 


—Lila, solo quiero que seas feliz, ya estoy muy cansada de verte sufrir. Y sabes que no solo hablo de tus ex de mierda. 


—Lo sé


—¿Él lo sabe?, ¿lo de tu madre? 


—Claro que no...piensa que Elena es mi madre. 


—¿Y también cree que Sara es tu hermana? 


—También...


—Lila, si se supone que es tu novio, debes decirle la verdad y...


—¿Y que se supone que haga?, ¿quieres que lo lleve a la tumba de mi madre y le diga, ah por cierto, te he mentido todos estos años, mi verdadera madre esta muerta? 


—No tienes porqué enojarte.


—¡Pues si estoy molesta, Felicidad!


Otra vez silencio. Mantener ese secreto era más difícil de lo que parecía. Odiaba la lastima ajena y las miradas condescendientes, así que cuando mi padre se volvió a casar decidí que jamás volvería a mencionar a mi madre y que si era necesario inventarme que Elena y yo compartíamos la sangre, lo haría. 


—Perdón...


—Mira, da igual...lo que importa ahora es que no puedo hacer la mudanza yo sola. 


—Y no creas que no iré a despedirte al aeropuerto. 


Así éramos nosotras, en un momento peleábamos y al otro todo estaba bien. Eso era lo que más amaba de Feli, con ella no tenía que fingir o hacer drama; nos gritábamos, dejábamos de hablar media hora y volvíamos a lo nuestro; por algo llevábamos años una al lado de la otra.

 

Su voz burlona me sacó de mis pensamientos.


—¿Y besa bien? 


El resto de la noche fue carcajadas y planear la mudanza. Todo parecía por fin coger su propio color y esto solo estaba empezando. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

anxiety

Inspirando

Sentir