Ganchos

Ya he colgado tu chamarra en mi armario.
La sostuve entre mis manos una última vez
y me forcé para no aspirar tu aroma.

En vez de eso, la sacudí con fuerza por los hombros,
la puse en un gancho y la colgué al final del todo.

Junto a la pared helada de color morado.
Donde viven las arañas y se junta el polvo y la humedad crece en invierno.

Sí, ya he colgado tu chamarra.
He liberado mis sentimientos,
te he dejado a ti con esa carga.

No te preocupes, se que no necesitas la chamarra de vuelta.
Y los dos sabemos que ese reencuentro no se dará nunca más.

Así que escribo esto para decirte que tu chamarra está bien cuidada.
Será velada por ilusiones, por magia solitaria y por deseos inalcanzables.

Ya puedo dar vuelta a la página, ya puedo olvidarme de ti.
Porque "menos mal" he pensado muchas veces, "que no hubo nada":

Ni un beso
un abrazo
un roce de manos
ni mucho menos una caricia.

He dado punto final a un capítulo secundario, de esos de relleno.
Gracias por prestarme tu chamarra, nunca la volverás a ver

y a mi tampoco.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Inspirando

Off

Llueve con sol.