Casas

 


Si lo pienso bien, monterrey no es tan diferente a madrid. 

Hay barrios exclusivos para estudiantes, supermercados y tienditas de la esquina. Extranjeros caídos desde Corea del Sur hasta Sudamérica, incluso de los Países Bajos.

Encuentras tiendas de cómics, anime, marihuana y salones de belleza de barrio y carísimos. Tenemos una línea del metro bastante sucia y transporte público que aunque deja mucho que desear no deja de cumplir su función. Hay Viveros en las calles, starbucks infinitos, cines grandes y pequeños.

Bares recién abiertos que nadie conoce y cantinas para señores ancianos.


En esta ciudad no se puede caminar mucho, pero la distancias son igual de largas. Tenemos edificios de departamentos horrendos por fuera y modernos por dentro. Hay casinos, escuelas privadas, públicas y estancias para niños.

Hay cientos de iglesias, templos cristianos y una mezquita musulmana. Lugares a medio construir, carreteras hechas revoltijos donde te puedes perder fácilmente. 

Los aparcaderos de coches siempre están llenos y hay gente que como puede se mueve en bicicleta. Usamos Uber, taxis libres, bochitos tuneados y carros de los ochentas.


Monterrey y madrid no son tan diferentes, ambos empiezan con la letra eme y los dos son mi casa. He amado, aprendido, crecido, hecho amigos y perdido personas que amaba. He llorado, ido a parques a sentarme por horas y he visto a la gente pasar. 


La diferencia entre ambas ciudades puede ser su gente. Aquí se oyen las puertas abriéndose las veinticuatro horas, las jornadas empiezan a las 5 am. Hay muchas personas sin techo y las clases sociales están muy marcadas. El pensamiento machista y retrógrada vive en la cabeza de las generaciones de nuestros padres y nuestros gobernantes. Vivimos injusticias como sociedad que siguen siendo las mismas que hace treinta años. Pero creo que madrid también sufre por eso. La gente está tan dividida y es tan única que no se ponen de acuerdo. De un lado está la tradición y del otro el avance. Los políticos son corruptos y la gente defiende su izquierda como si de la muerte se tratara. Celebran la diversidad pero la homofobia se escurre hasta las calles del barrio de chueca. Los padres velan por sus hijos, los adolescentes salen a escondidas y llegan borrachos a casa. 


Antes sufría mucho con la nostalgia de madrid, comparando cada rincón de mi ciudad natal y despreciándola como si de un chiste viejo y machista se tratara. Pero ahora lo he digerido, lo he procesado. 


Madrid y Monterrey no son tan distintos, ambos son mi casa. 

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