Fantasma
El agua me llega a las pantorrillas.
Aunque es invierno en esta playa no se siente el frío.
Llevo el bañador amarillo y encima unos shorts de color negro. Es curioso ser más pudorosa de noche.
Las olas me golpean un poco, la espuma brilla como diamantes a la luz de la luna.
Entonces miro al cielo, lleno de estrellas, buscando respuestas, preguntando en silencio.
Quisiera tirarme al agua y flotar hasta perderme, hasta que la música del océano se filtre en mis oídos y pueda cerrar los ojos en paz.
Pero en vez de eso, te miro a lo lejos, creo que vienes acompañado.
La llevas de la mano, no lleva un shorts como el mío, su bikini color rojo combina con esa piel de leche de almendra.
Es una diosa, una Afrodita, incapaz de llegarle ni a la planta del pie.
Sus párpados, caídos, como queriendo echarse a dormir en cualquier momento hasta a mi me cautivan.
Puedo ver sus manos entrelazadas, veo luces a tu alrededor, que ganas de gritarte que ella no resplandece a tu lado.
Se que vas a voltear, lo presiento...
Ahora, en cualquier momento...
La sueltas de la mano y me miras desde la orilla, traspasándome.
Ya no me vas a llorar?
Este es el adiós?
Hablo, pero no me escuchas.
Ella te abraza por detrás y te planta un beso en la nuca.
Tan viva, tan hermosa, tan perfecta.
Así que antes de que hagas o no hagas algo, me doy media vuelta...ya no quiero verte, no te necesito, solo quería una sola vez, antes de partir para siempre, ver ese par de ojos que durante tantos años me hicieron suspirar.
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