Trece
Te dejé una frase escrita en la pared del baño del trece lunas.
Y me hace gracia porque nunca podrás leerla, ¿sabes por qué? porque está en el baño de chicas, en la pared del primer cubículo de derecha a izquierda.
No voy a mentirte, no recuerdo bien la frase. Pero tu nombre está ahí puesto, si algún día la descubres, sabras quien soy yo, pero sobre todo...sabras quien eres tú.
A veces me da vergüenza pensar esto: que me derrito cuando alguien me trata bonito, cuando me sueltan palabras dulces, porque no estoy acostumbrada a que vengan de fuera, a que alguien que no sea parte de mi familia me dedique flores de palabras.
Estoy escuchando a Lafourcade, ya sabes que me gusta mucho. Y nos imagino bailando, yo con la mirada hacia el suelo, porque tus ojos me harán sentir bochornos y tu sonrisa se me antoja mucho, se me antoja mirarla y escucharte reír también.
Y seguimos bailando, alma mía, bailando para ver si nos encontramos alguna vez; para adivinar si eres real o ficticio.
¿Somos patéticos los humanos, no? vivimos de ilusiones, deseos, mentiras...
Aún bailamos y tengo la frente apoyada en tu hombro, estoy llorando y cuando me abrazas para preguntarme por qué, te digo que a mi abuelo le gustaba el bolero que estamos bailando y que ojalá él pudiera verme feliz, ojalá pudiera haberle dicho que lo quería una ultima vez.
Tú te quedas callado, me dejas empaparte el hombro y tu camisa.
Haz empezado a cantarme en voz baja: "si yo encontrara un alma como la mía" y yo empiezo a reírme porque te tiembla la voz y seamos honestos, no estás muy entonado.
Me quedo callada, deseando que el tiempo se detenga en tus brazos, en este recuerdo, resultado de una tarde en Madrid con olor a tierra mojada.
"Me gustan tus ojos" te digo en voz baja y del otro lado de la vitrina, un desconocido y yo cruzamos miradas, me sonríe, me sonrojo y le devuelvo la sonrisa, solo porque él está aquí y tú ya te has ido volando.
Y me hace gracia porque nunca podrás leerla, ¿sabes por qué? porque está en el baño de chicas, en la pared del primer cubículo de derecha a izquierda.
No voy a mentirte, no recuerdo bien la frase. Pero tu nombre está ahí puesto, si algún día la descubres, sabras quien soy yo, pero sobre todo...sabras quien eres tú.
A veces me da vergüenza pensar esto: que me derrito cuando alguien me trata bonito, cuando me sueltan palabras dulces, porque no estoy acostumbrada a que vengan de fuera, a que alguien que no sea parte de mi familia me dedique flores de palabras.
Estoy escuchando a Lafourcade, ya sabes que me gusta mucho. Y nos imagino bailando, yo con la mirada hacia el suelo, porque tus ojos me harán sentir bochornos y tu sonrisa se me antoja mucho, se me antoja mirarla y escucharte reír también.
Y seguimos bailando, alma mía, bailando para ver si nos encontramos alguna vez; para adivinar si eres real o ficticio.
¿Somos patéticos los humanos, no? vivimos de ilusiones, deseos, mentiras...
Aún bailamos y tengo la frente apoyada en tu hombro, estoy llorando y cuando me abrazas para preguntarme por qué, te digo que a mi abuelo le gustaba el bolero que estamos bailando y que ojalá él pudiera verme feliz, ojalá pudiera haberle dicho que lo quería una ultima vez.
Tú te quedas callado, me dejas empaparte el hombro y tu camisa.
Haz empezado a cantarme en voz baja: "si yo encontrara un alma como la mía" y yo empiezo a reírme porque te tiembla la voz y seamos honestos, no estás muy entonado.
Me quedo callada, deseando que el tiempo se detenga en tus brazos, en este recuerdo, resultado de una tarde en Madrid con olor a tierra mojada.
"Me gustan tus ojos" te digo en voz baja y del otro lado de la vitrina, un desconocido y yo cruzamos miradas, me sonríe, me sonrojo y le devuelvo la sonrisa, solo porque él está aquí y tú ya te has ido volando.
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