Piexeles
Pixel.
Mi generación le tiene miedo a todo.
A los likes de Facebook.
Los mensajes directos de Instagram.
Las solicitudes de amistades.
Los leídos.
Mi generación le tiene miedo a todo.
A enamorarse. Porque en época de nuestros padres la cosa era más fácil: se gustaban, el “hombre” cortejaba, la mujer aceptaba y si les iba a bien al año o dos estaban ya casados.
Pero ahora, verás, enamorase tiene un manual de los mas largo y con la letra casi tan diminuta como la que nos encontramos en el manual de nuestros nuevos iPhone.
Si te deja el visto: no le gustas.
Si te manda solicitud de amistad sin conocerse: tenle miedo porque es un puto/puta loca acosadora.
Si no te deja mensaje de
buenos días
buenas noches
ya comiste
Si no te mandó un meme
Si no publica memes de indirectas amorosas.
Mi generación le tiene miedo a todo.
Miedo a confesar cuando alguien te gusta solo porque ya no lo puede llevar dentro.
Pareciera que el expresarnos amor cara a cara fuera un repelente creado y salido de los restos de radiación de Chernobyl.
Pareciera que le tememos tanto al amor, a ser honestos, directos, a estar seguros de nosotros mismos, que a nuestra generación le asusta.
Mi generación y yo incluida estamos tan encerrados en móviles de cuatro paredes que el exterior nos asusta.
Y ojalá podamos resolverlo o muy probablemente, dentro de algunos años, todos terminaremos muertos con las cuatro paredes encima y el miedo ahogado entre los escombros.
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