Otro año
Siempre me hago esto cuando trato de no pensar en ti.
Escucho canciones de Ed Sheeran que me hacen llorar.
Y me niego a sentir que te extraño.
Pero es así.
Tus fotografías no me bastan, ni el ligero recuerdo de tu voz,
que conforme pasan los años lo voy olvidando más.
Quisiera verte en la mesa de la cocina atareada con los regalos del intercambio.
Preocupada por la cena de navidad, por el regalo para mi abuela.
Quiero tenerte otra vez a mi lado, ese sería el mejor regalo de navidad.
Ni celulares, ni zapatos, ni maquillaje, verte a ti al despertar el 25 frente al árbol,
eso es lo único que quiero y no puedo tener.
Es como saber que santa no existe a los ocho años y que los reyes ni siquiera llegan a la puerta a dejar algo en mis zapatos.
Y le vuelvo a dar play a la música porque solo así puedo llorar y recordar y tratar de sentirte cerca.
¿Pero sabes?, mi corazón grita, de impotencia, de dolor; grita porque te quiere de vuelta, de vuelta, de vuelta.
Pero ni una canción, ni magia, ni oraciones, ni los dioses, ni la brujería, ni el poder más asombroso de la tierra podrá devolverte a mis brazos.
Tengo la necesidad de reprocharte, de haber tomado decisiones estúpidas, de haber creído en la medicina mágica, de haber dejado morir tu cuerpo; pero tampoco me sirve de nada, ni dios, ni nadie, ni mis lagrimas mojando el teclado de mi computadora te traerán de vuelta.
Y este es un tercer año en el que me urge recordarlo.
Nunca volverás.
Comentarios
Publicar un comentario