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Mostrando las entradas de enero, 2017

Tardepción

Con esto me quiero despedir de ti. Y cuando pienso en el tequiero (así junto) recuerdo que no se nada, no sé quién eres ni las cosas que pasan por tu cabeza. Príncipe despiadado, complejo de Hamlet, ¿quién te entiende?, ¿quién te oye?, ¿quién te lee? Veo como huyes de mí, la princesa de fuego, tus ojos se pierden. Cuando paseo por los jardines y me topo contigo te refugias en las sombras y el silencio dejándome con preguntas y frío en las manos. ¿Es porque mi corazón está remendado? por más que lo ocultes también puedo ver el tuyo, tu pecho lleno de constelaciones no sabe mentir. Por cada rincón que alcanzas vas dejando destellos, polvo de vía láctea. Te gusta enaltecerte en tu belleza, en tu ingenio, en tu soberbia. Oh, príncipe despiadado, príncipe infeliz. Si tan solo alguien te dijera que todo ese fandango no se lo traga ni tu Dios. Tu polvo de universo es frágil, apenas toca algo y se desvanece, por más que brille dura poco,  príncipe desconsolado, ya deja de...

Azul

Precioso. Eso eres. ¿Desde cuando tus pestañas son tan largas? ¿Te he dicho lo joven que te ves cuando sonries? Ultimamente el brillito extraño de tus ojos se había ido. No vale la pena, ¿sabes?  Ojalá pudiera prestarte mis ojos por una tarde. Asi sabrías lo guapo que eres, lo graciosa que suena tu risa, lo sexy de esa mueca tan particular que haces cuando algo no te gusta y lo tierno que te ves sonrojado. Fue un gesto rápido, sencillo.  Bajaste la mirada, reíste y tu rostro se encendió como una lucecilla de Navidad: por el centro y extendiéndose poco a poco.  Nunca te había visto actuar tan tímido, casi, casi, rozando la inocencia. Maldito, desgraciado.  No me vas a quitar lo que tengo.  No. No. No me vas a llevar por el camino azul cuando ya elegí el amarillo. No dejaré que esas pestañas largas, esa sonrisa de tonto y ese sonrojo adolescente me enamore de nuevo. Oh, principe herido, no tumbes el castillo qu...

Cacao

¿A quién engañas, papasito? tú y yo sabemos que bailo mejor que tú. Soy más lista, más buza, más despierta. Tú eres el que no ha visto como me muevo, en la pista, en las sábanas y hasta en la calle.  De repente espero un rojo a propósito, nomás pa' darme el gustito de mover los pies un poco.  No me conoces, papi, no soy la niña por la que me tomas desde que me pusiste los ojos encima. Si te contara mis deseos, fetiches y fantasías no serías lo suficientemente hombre para saber que hacer conmigo.  Saldrías corriendo espantado a fijarte en las mosquitas muertas, esas que andan detrás de ti, según tú. Y no te culpo, por más que me guste deslizar la lengua una y otra vez por cada letra de tu nombre, no me llegas ni a los talones.  La verdad no sé qué te vi, quizás es tu pinta de nerd, esa cara de serio y mojigato, esa cara de niño que no rompe ni un plato y que tiene la cara metida en los libros todo el día. Ratoncillo de biblioteca, litera...

Paralelos

Me da una brutal emoción haber encontrado este mini texto o mini lo que sea. Lo cambié un poco pero 10 puntos para Slytherpuff (?) por el título tho. _____________________________________________________________________ Pero un día dejaste de sonreír, te cansaste de soportar mi lentitud.  Te alejaste de mi rechazo.  Pero tu no te dabas cuenta y no te dabas cuenta y NO TE DABAS CUENTA. Mírame, mujer. Mírame como los miras a ellos. Dame un abrazo cuando te despides, regálame la botella de vino que le diste a él y la bolsa de sugus que le diste a ella. Bésame de despedida, pero no como a todos: conmigo acércate más a la comisura de mis labios, por favor. Bésame como lo besas a él cuando te montas en su Vespa del 2009. Te despediste de lejos con la mano, esa que revolvió mi cabello algunas veces.  Las manos de ambos entrelazadas mientras cruzaban la calle, restregándome que te dejé ir.

62

La noche anterior bailaba entre las sabanas, me removía, me restregaba inquieta contra la pared. Apreté los dedos contra la almohada, dejé que el dolor y el placer me llenara los ojos, la sangre y el sin fin de colores que humedecían el piso de madera. Entonces no supe si soñaba o recordaba o trataba de alargar el momento en que mi voz saliera como un grito de mi garganta, dándote la señal para que te fueras. Veía a través de mis ojos, estaba en un restaurante o un bar o un sitio donde te ponen un plato en frente. Un café humeaba junto a mi mano derecha y en la izquierda sostenía un libro. El sonido de los colores deslizándose entre mis muslos me hizo volver. Y entonces desperté: “Cortázar”. No pensé en ti, ni en nosotros, ni en que seguro te regañaban por llegar tarde al trabajo. Lo dejé pasar. Miré mi estante: N A D A. Todo estaba lejos, en casa, en otro continente, en otro país. Cuando escuché tu voz al otro lado del teléfono sonreí otra vez. No me atraían l...

Machaca y velas invisibles

Como decimos: la neta no sé qué pedo .  Y lo digo porque mientras me preparo unos huevos con machaca, si, acá del otro lado del océano, pienso en nosotros y en ti y nos imagino en una plaza de México por esos años donde las canciones de Agustín Lara sonaban en la radio y si es que no me equivoco en esa época ya había radio. Pero luego me fastidio porque decir nosotros es decir nada o no, no es decir nada; es decir velas y santos y cantos y alabanzas. Es decir risas y sarcasmos y secretos y corazones rotos y más sarcasmos. A veces me pregunto si serás imbécil por seguir hablando conmigo o si seré yo la imbécil por seguir dejándote mensajes en fechas importantes, porque soy tonta y porque me importas y aunque sea como amigos me siento conforme, porque aja soy una romántica empedernida pero hasta las románticas tenemos nuestros límites. Y la verdad quisiera tener poderes para leerte la mente, para poder salirme de este cuerpo por las noches, atravesar el océano y no busca...

Helado en un año que no recuerdo

Este...lo que sea que sea (lol) lo escribí hace dos años...no estoy muy segura. Lo único que recuerdo es estar en mi cuarto en México, sin escuchar música y escribiendo esto que no sé que es. _______________________________________________ Miró por la ventana  y supo que todo acabaría allí. O comenzaría, como fuese estaba bien. Nueva York. No tenía trabajo. Solo a ella misma y su dolor. Sudor. Lágrimas. Periodos. Y ella no tenía un centavo. Más sudor. Aceptación Un departamento con vista a otro apartamento. Un gato. Un gato negro. Sexo. No conocía el amor. Sexo. Tabaco. No conocía nada. Olor a lluvia otoñal. Felicidad. Pobreza y mucha felicidad. Esa era su vida. Así la había soñado. Quizás con más lujos. Pero era feliz en la pobreza. No conocía nada. Y la sencillez la hizo feliz. La felicidad la hizo libre. Y disfrutó de su libertad, como uno disfruta de un helado. Deseando que nunca acabase, pero disfrutando...

Café negro

Ambos nos reíamos; yo por tonta y él seguramente por egocéntrico o quizás también por tonto. Las voces a nuestro alrededor apagaban nuestra conversación. Fue un momento, apenas unos segundos. No sé por qué, ni cómo y quizás lo hacía con todas las que le conocían los supuestos encantos. Las puntas de sus dedos se posaron en mi mejilla. Una caricia, ligera. Y yo me cubría la boca porque reía. ¿Qué fue aquello? me repetía una y otra vez mientras iba del metro a casa, mientras daba vueltas y botaba las sábanas pensando en Javier y recordando a Nando. Nada. Me dije a mi misma esa noche. Nada, me repetí al día siguiente. ¿Para él? nada. Y para mí, ya ni pensarlo, mejor que también fuese…nada. _______________________________________________ Este relato corto lo hice para un aula creativa de la escuela. La verdad me gustó porque a pesar de que el sentimiento con el que fue escrito ya no existe (MENOS FUCKIN MAL QUE YA NO) me da la sensación de intimidad entre ambos protagonistas...