Cassiopeia

 Jamás había sentido esto antes.

El pecho me palpita, es como si no pudiera respirar. ¿Ansiedad? no, no puede ser eso. La ansiedad es como si me golpearan en la garganta, como si el mundo fuera a venirse encima de mi y yo estuviera atada de manos y piernas.

Esto es...raro, diferente, nuevo, muy nuevo.

Antes he estado enamorada. Pero nada se sentía como esto. Había experimentado el rush de adrenalina, la conformidad de que alguien me quería a su lado de forma instantánea y que eso, por alguna razón estaba bien.

Me sentía feliz, poco convencida de que aquello iba a durar, pero feliz.

Nunca sentí lo que me está pasando ahora.

Pupilas dilatadas, respiración entrecortada, una especie de presión en el estómago y ganas de querer salir corriendo a besarte, solo besarte y sentirte cerca, por un minuto o media hora, para volver a casa y dormir con el corazón calentito.

Nunca había sentido el miedo de perder a una persona; sabía que otras historias iban a terminar y que no importaba si fuese mucho o poco, tenía que aprovecharlas; pero contigo es distinto. Se que puede pasar, que quizás te canses, arrepientas o asustes, pero incluso si no es conmigo, si no es en esta vida, el miedo que siento a no verte en esta vida, en este tiempo y en el ahora, me aprieta el corazón.

Porque nadie nunca me había bailado, ni hecho la cena. Tampoco habían pensado en mi salud, en comprarme un buen vino. En compartir mi cama llena de peluches infantiles o enseñarme cosas que no se. Nadie me había mirado con esos ojos pequeñitos que me enamoran, mucho menos hacerme sentir que era inteligente y suficientemente buena para saltar al vacío de mis miedos tontos.

Nadie me había hecho reír ni llorar de felicidad. Nadie nunca había sido como tú.
Las canciones de Taylor Swift nunca fueron tan cercanas, mi familia jamás me había visto con esta sonrisa que tengo desde que despierto hasta que me voy a dormir.

Tenia años sin desvelarme pensando y fantaseando. Desvelandome porque el corazón me iba tan fuerte y me sentía tan loca que el pitido del reloj marcando la hora me diera igual.

Así que aquí, en esta noche donde este sentimiento tan raro y nuevo me invade, lo único que se me ocurre es escribirte una vez más, esperar que mis palabras no te asusten y pueda transmitirte lo que siento.

Porque en este viaje llevo el cinto a medio abrochar, porque no me da miedo caerme, mientras me tengas tomada de la mano.