Cielo estrellado

Se que no me creerías si te digo que no podría hacer esto con alguien más.


Que no podría atreverme a ser tal cual soy. Me moriría de vergüenza al contar mis deseos, mis secretos; no podría decirle a otra persona que he estado viviendo más de fantasías e ilusiones que de sexo y mucho menos podría confesar las cosas que he hecho sola, tanto en el silencio de mi cama como en público.

Me quedaría callada y con las calcetas puestas en verano. Sería incapaz de contar lo que me avergüenza de mi cuerpo; las estrías, cicatrices, manchas y marcas en mi piel. Guardaría en la caja de mi silencio los deseos que me pican como hormigas rojas y le bajaría al tono de mi risa. No podría hablar con groserías ni contar sobre las personas que he perdido. 

Miraría hacia abajo todo el tiempo, caminaria en silencio y no me atrevería a soltar manotazos o gritos mientras hablo sobre mis pasiones. Estando en un café jamás podría inclinarme un poco y esperar a que me dieran un beso. 

También podría decir que no le tengo miedo a nada, que a tu lado no hay espacio para eso...pero no es así.

Tengo miedo de que te vayas, de que esta figura de vidrios rotos embonados sea demasiado para ti.
Que sus colores chillones, en contraste con las sombras del fondo, te asusten y te hagan querer salir corriendo.
Me da miedo echar a perder esto, que mis fantasmas me usen nuevamente, que quieran, insidiosos, volver a controlar mi cuerpo y mantenerme rehén de mi propia mente.

Me asusta un día no ser capaz de volver a ver esos ojos, esos cuya pupila se dilata hasta el máximo cuando miran los míos. Que lloran cuando abro mi corazón, cuando mis palabras, que las cargo de amor y de verdad, te cautivan y te hacen sentir seguro.

Se que no me creerías si te digo que no podría hacer esto con alguien más.

Pero nunca te mentiría, no podría hacerlo.
Contigo me gusta tomar riesgos, olvido un momento el miedo de ser empujada al agua y me sumergo a mi ritmo, a mi gusto, a mi tiempo.

Y cuando estoy dentro del agua, cuando empiezo a moverme de a poco, cuando siento mi pelo flotando y abro los ojos: siento tu mano en la mía.

Y sin pensarlo me acerco, te beso, las burbujas saliendo de entre nosotros, como tantas veces he visto en las películas. Sonreímos sobre nuestros labios, porque sabemos que esto se siente bien, que estamos bien...que somos el indicado para el otro. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Inspirando

Off

Llueve con sol.