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Mostrando las entradas de abril, 2021

Niños

He escuchado mil veces la canción de Residente. Esa en la que habls de que le cuenta sus problemas a la ventana del avión. Y no se por qué, pensé que la depresión es bastante curiosa, es como volver a ser niños, pero esos niños tímidos que se escondían detrás de la pierna de su mamá cuando saludaban a alguien, de esos que jugaban solos o eran hijos únicos y los regaños y mimos los recibían por igual. La depresión es como volver a ser niño, porque cuando has pasado días pegado a la cama y te atreves a salir del cuarto, te aplauden como si fueras un bebé dando sus primeros pasos. Cuando te bañas, cuando logras sostenerte en dos pies durante menos de quince minutos para sentir como el agua se lleva por un momento los hongos de la tristeza incrustados en tu espalda, es como si tu madre te diera aquel primer baño en los cuneros del hospital. Comer poco es un logro Mirar a los ojos a la persona desconocida que camina en tu lado contrario es un logro. Sonreírle a un desconocido es un log...

Cuando llega el final

Odiaba este estupido vestido de flores. Me traía demasiados malos recuerdos. Tenía el pelo lleno de un gel extraño y mi cara se veía demasiado plastosa y definitivamente esta sombra de ojos ni este lipstick iban conmigo.  Podía escuchar las voces del otro lado de la elegante puerta de madera color arena. ¿Cuanta gente habría?, ¿mucha?, ¿nadie?, ¿solo mi familia? Me mire una última vez en el espejo de cuerpo completo y decidí ya no quejarme. Al menos estos flats plateados ya no me rozarían el tobillo ni me harían ampollas. Caminé a la puerta y me quedé tres segundos pegada a la manija plateada. Tenía que hacerlo, podía hacerlo, era el día más importante de toda mi vida.  Lo primero que vi fue a mis tres tres trías sentadas en los sofás de primera fila. Claro, ellas jamás faltaban a ninguno de mis eventos. Subí las escaleras del pequeño podio improvisado y me senté encima del escenario que me habían asignado. Crucé    las manos en mi regazo y empecé a balancear los pie...

Cadenas gemelas

  Mi psiquiatra dijo que mi tarea es escribir. Dice que mi mente tiene una prosa y lírica muy buena. Que cuando me explico cómo me siento suena a como si estuviera escribiendo algo.  Pero yo ya no se si es verdad. No voy a hablar de sueños, ni metas, ni libros.  Voy a hablar de la cadena que llevo atada en la mano derecha. Está soldada y llevo años tratando de destruirla con todo lo que puedan imaginarse. Lo que resta de la cadena serán unos cinco u ocho metros. Soy la única que puede escuchar su asqueroso siseo. La llevo puesta cuando como, cuando duermo, cuando voy al baño, cuando tengo sexo.  Normalmente nadie sostiene el otro extremo de la cadena, pero cuando sucede es terrible.  Llega ella, la del pelo sucio, la que no se ha bañado en días. Lleva puestas unas calcetas de oso, unos pants que le quedan demasiado grandes y una sudadera enorme. Tiene las ojeras marcadas a pesar de que se que ha dormido doce horas y lleva un peluche diferente entre los brazos ca...

Tía Concha

  La recuerdo perfectamente. Todo su ser es una imagen impresa en mi mente y mi corazón. Tendría algunos cinco o seis años, cuando hablo de mi infancia nunca puedo ubicarme muy bien. Recuerdo que podría haber sido un día de Mayo o de Junio, porque el sol pegaba fuerte a las 11:30 am en la calle nueva independencia; aquella vieja colonia llena de inmigrantes, cumbias rebajadas que sonaban como eco a eso de las cuatro de la tarde, ancianos sentados en el porche, niños jugando fútbol en las calles y gritando que venían coches y peregrinos guadalupanos que llegaban desde lejos para saludar a la morenita; como en frente teníamos la escuela primaria numero 7, el mural blanco te cegaba con tanto sol y la reja naranjosa de casa de mi abuela no ayudaba mucho a que vieras bien.  Entonces a las 12:00 pm en punto, se asomaba desde una esquina la figura oscurecida de mi tía Concha. Nunca salía de casa sin su bolsa, paraguas, zapatos de tacón y lentes de pasta dura todos de color negro....