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Mostrando las entradas de marzo, 2021

Casas

  Si lo pienso bien, monterrey no es tan diferente a madrid.  Hay barrios exclusivos para estudiantes, supermercados y tienditas de la esquina. Extranjeros caídos desde Corea del Sur hasta Sudamérica, incluso de los Países Bajos. Encuentras tiendas de cómics, anime, marihuana y salones de belleza de barrio y carísimos. Tenemos una línea del metro bastante sucia y transporte público que aunque deja mucho que desear no deja de cumplir su función. Hay Viveros en las calles, starbucks infinitos, cines grandes y pequeños. Bares recién abiertos que nadie conoce y cantinas para señores ancianos. En esta ciudad no se puede caminar mucho, pero la distancias son igual de largas. Tenemos edificios de departamentos horrendos por fuera y modernos por dentro. Hay casinos, escuelas privadas, públicas y estancias para niños. Hay cientos de iglesias, templos cristianos y una mezquita musulmana. Lugares a medio construir, carreteras hechas revoltijos donde te puedes perder fácilmente.  Los...

La existencia del pez plátano

Toda mi vida los he visto y no me había dado cuenta. Esta misma noche he visto uno flotar por encima de mi cabeza, cuando estuve a punto de tomar las tijeras y cortarme el brazo.   No...todo empezó antes, estoy mintiendo. A los cuatro años vi uno, el día que mis padres se fueron de viaje y me dejaron en casa con mi tía pita. Estaba en la sala de mi casa, apoyando la cabeza en la vieja mesa de color café. Miraba aburrida y triste la foto de mis padres, esperando a que llegaran. Y mientras pensaba en ellos, vi un pez plátano por el rabillo del ojo. La segunda vez, fue a lo seis años, cuando jugaba sola en el patio de la escuela. Me sentaba en las bancas de color azul y jugaba a que miraba hadas en el techo, pero entonces el pez volvió a aparecer. Seguí su curso, persiguiéndolo por el patio. Las maestras, ya adultas, se espantaron al ver como lo perseguía con entusiasmo y entonces me tomaron de la mano regreso al salón con la excusa de que el receso iba a terminar pronto. Pasé bastant...

Módulo 1

  No se como llegué aquí. A este día de marzo en el que aún hace frío. A esta mañana de sábado en la que el sol está en lo alto y miles de personas hacen fila para entrar a cintermex. Estoy en medio del enorme pasillo de suelo negro. Miro hacia arriba, al techo abovedado, ¿que año es este?, la pintura ficticia de Miguel Ángel aún no está tapando los fierros de color rojo. “El banner” pienso “en el banner siempre ponen la fecha”. Acelero el paso abriéndome camino entre familias, niños pequeños, parejas y chicos disfrazados de sus personajes de anime favoritos. Por fin lo encuentro: “Bienvenidos: Convención número 76 en Cintermex”. Siento ganas de gritar pero no me sale la voz, mis oídos se han tapado y solo escucho un fuerte “piiiii” que no se calla. Se me acelera el pulso, no puedo moverme, es como si el suelo negro fuera cera derretida ante mis pies. “¿Que año es, que puto año es?” gritaba en mi cabeza. Y como una respuesta mística o divina, sentí vibrar el bolso de mi pantalón. “...

Sentir

  Últimamente cuando quiero escribir, ya no se por donde empezar.  Pero lo que importa siempre es lo que quiero decir.  Y siempre me han dicho que soy muy sensible, apasionada, obsesiva. Solo había una persona en este mundo que no me miraba raro, que no me juzgaba, que me escuchaba por horas y días hablar de lo que disfrutaba, de mundos, historias, personajes y amores ficticios. Si lloraba por la muerte de un personaje, me abrazaba, si salía algo nuevo, incluso cuando empecé a leer historias de amores del color del arcoíris, nunca me juzgó. Se reía de mis gritos, en la cena me preguntaba que había visto, escuchaba las canciones que me gustaban y hasta ponía de fondo en la pantalla de su computadora a esos personajes que tanto me volvían loca.  Pero cuando esa persona se fue, cuando la perdí, cuando me dejó sola en este mundo y se llevó mi brillo con ella. Le cerré la puerta en la cara a lo que me hacía feliz.  Deje de lado la música coreana, el anime...enfoqué m...