Uno menos
Me gusta esconderme en esta pastelería, porque es tan familiar que ya parece una segunda casa. Cuento las mesas todos los días, las tartas expuestas en la vitrina y las sonrisas que mis amigas les dedican a los clientes. La voz de Sufjan Stevens me recuerda que me siento triste y que estar sola es siempre una mierda. También me recuerda que ojala un dia me despertara siendo otra persona, siendo alguien mejor, alguien funcional, alguien capaz de ser amada y que el miedo no le llene el alma y le impida hacer cosas. Me gusta esta pastelería porque si las paredes pudieran dibujar por arte de magia, mostrarían las tardes, las risas, las lagrimas y los besos que se han dado aquí, bueno, lo de los besos es mentira, aquí nunca bese a nadie, pero es porque no quise ensuciar la familiaridad del aroma a pan recién hecho, ni el sonido de la maquina de café a las cinco y quince de la tarde. Siempre digo que quiero ser otra persona y nunca lo consigo. Siempre digo que haré un cambio y el m...