Tuercas
No somos infinitos, tampoco constelaciones ni unicornios. Estoy parado del otro lado del océano, donde no hay calor por las noches. Somos mundos, los de siempre, cotidianos, sencillos. No nos molesta ser la mitad del refrán que nos repite la abuela desde que somos niños. Porque desde el mundo, nuestros mundos, se ve todo; somos el centro y el sol nuestro trono. En las noches prefiero ver la vía láctea que tardarme años esperando a venus estacionarse en mi circunferencia otra vez. Sumimos el mundo en una canción de Coldplay o Elliott Smith, también en una del Flaco y los tangos que se escapan de noche en algún pueblo. Yo sostengo mi caja de tesoros en la mano izquierda; dentro hay un lápiz, una libreta en blanco y una canica azul. Allá, de tu lado, no alcanzo a ver, no me llega el frío que dices que hace. Aquí, en mi mundo, solo hay sol y verano y si cierras los ojos huele a mar. ¿Te llega? Huele a nostalgia, a una chica que pasea por la orilla de la mano de su...